miércoles, 20 de septiembre de 2006

Mi experiencia en Trabajos de Invierno


Tomás Aylwin Arregui, Estudiante de Tercer año de la Escuela de Derecho nos cuenta como fue la experiencia de los recien pasados Trabajos de Invierno. Al parecer no debe haber sido mala, pues hoy, Tomás junto a otros portaleanos emprende rumbo a Villarica, para la Avanzada de Trabajos de Verano 2007.


Toda historia tiene un comienzo, y la mía comienza un día como cualquier otro, deambulando por la Fedep, sin un rumbo fijo, cuando Raúl Morales, mi camarada y organizador de trabajos me dice que necesita Jefes para lo que serían los Trabajos de Invierno, yo sin pensarlo mucho, dije "bueno, ok... porqué no?" y mi compromiso quedé sellado en ese instante.

Después de muchas reuniones preparatorias y explicativas de lo que iba a consistir ser jefe de comunidad en los trabajos de invierno, mi hasta ese entonces poco solidario espíritu, veía con cada vez menos resquemor el ir a los trabajos de invierno. Por razones que no son dignas de ser contadas en este apartado, no pude ir con el resto del campamento a tiempo con el resto de los comuneros, si no que partiría dos días después, solo, en un bus, y llegaría a las 2:00am a mi paradero, La Serena, IV región de Chile.

Aquel día lunes cuando se fueron los comuneros, y yo los despedí, mi pensamiento fue el siguiente: "En que diablos me metí... yo no soy un tipo solidario!", pero ya estaba el compromiso echo, y no podía resarcirlo tan fácilmente, por lo que el miércoles de aquella semana, partí rumbo a El Romero, en las cercanías de La Serena. el viaje fue aburrido y tenía frío, mi Mochila era grande, pero por suerte llevaba todos los implementos necesarios. Cuando me bajé del Bus en el Terminal de la Serena, a las 2.00am como tenia presupuestado, estaba el presidente de la FEDEP Sebastián Llantén, con cargo de "camioneta" (que diablos era eso, pensaba yo en ese entonces) esperándome afuera del terminal. Me subí a la camioneta, una flamante Nissan Terrano arrendada a alguien por ahí. Conversando el camino con Sebastián, me dijo que mi comunidad estaba dando problemas, y que mi co-jefa, Andrea Aguilera, Jefa bastante mas experimentada que yo, no podía hacerlo sola, y necesitaba ayuda.

Al llegar a la escuela, estaban todos dormidos, tal cual estaba presupuestado en la bitácora diaria, a excepción de Sebastián y Raúl Morales, Jefe de campamento, y algunos jefes que estaban fijando sus tareas de intendencia para el día siguiente. Inflé mi colchón, conversamos algunas cosas de la comunidad con la Andrea, y me dormí. Al día siguiente, nos desperté la comunidad intendencia a las 8.00am, y ahí fue cuando pensé "que mierda hago aquí... todavía me quedan 4 horas de sueño!", pero no. desayunamos, nos preparamos, y fuimos llevados por los Camionetas a nuestros lugares de trabajo con los materiales de construcción que necesitábamos. Al llegar a Lambert, y mirar la Iglesia que teníamos que arreglar, y cuando me explicó Andrea lo que se supone teníamos que hacer, pensé, esto es IMPOSIBLE! teníamos que limpiar el patio, tapar los hoyos de la iglesia, estucarla, y pintarla entera. Luego miré a mis comuneros, que tenían menos pinta de trabajadores que yo, es cierto, todos pertenecíamos a la clase burguesa que jamás le ha tocado hacer trabajos manuales, excepto Andrea, que llevaba como 5 años de trabajos voluntarios.

Con el pasar de los días empecé a agarrar un ritmo de trabajo que jamás he tenido ni siquiera con mis estudios, fuimos acercándonos con mi comunidad de una forma que no esperaba, sobretodo por ser yo y Andrea Jefes, y estar una posición que implicaba poner limites, lo que nunca se aprecia por parte de los comuneros, pero nos fuimos haciendo amigos muy cercanos, y se fueron dando relaciones interpersonales muy interesantes, sobretodo entre Andrea y Yo, que nos hicimos muy cercanos en los trabajos. El cariño de la gente se deja sentir, sobre todo en los niños, que nos miraban como celebridades y lo único que hacían todo el día era estar a nuestro alrededor, la gente nos miraba como estrellas de rock o algo, la presidenta de la junta vecinal de Lambert, que venía de Santiago, nos prestó toda la ayuda que pudo en compañía de su marido, Iván. Los almuerzos que nos día la encargada de la iglesia, en fin, el acercamiento y agradecimiento de la gente es una cosa bastante enriquecedora.

Al final, se cumplimos la tarea, y terminamos la iglesia, yo como parte del taller jurídico, también hicimos las tareas que nos propusimos y nos vinimos a Santiago con el corazón un poco mas solidario, con el conocimiento en carne propia de lo que es la pobreza en Chile, y con la conciencia un poco mas grande, y con nuevos amigos que espero mantener por largo tiempo. Los trabajos de invierno son como un reality Show, donde la gente muestra lo mejor y lo peor de si, se ve que clase de persona es cada quien, y terminé acercándome a gente que no pensaba, por el valor que demostraron tener, así, terminé alejando de personas que pensaba cercanas, por la decepción que resultaron ser. Vi otra realidad, y sentí lo bueno que es dar un poco, porque lo que se recibe a cambio es infinitamente superior, como podría decir un economista, es un buen negocio, se da poco (se trabaja una semana como mano de obra) y se recibe mucho más.

No hay comentarios.: