Continuando con los testimonios y a la espera de lo que serán los Trabajos de Verano UDP, Andrea Aguilera nos cuenta la experiencia desde su punto de vista, el de una estudiante de la PUC que se fue con los portaleanos a construir algo más que mediaguas y unas manos de pintura.
Mi experiencia en trabajos, la verdad es que no se por donde empezar porque son demasiadas cosas.
Primero que nada habían pasado un par de años desde mis últimos trabajos voluntarios, yo pensé que no iría más, pero ahí apareció Raúl mi compañero, mi amigo de la vida y me dijo “Andreita se vienen los trabajos de la portales de nuevo”…… la pensé un segundo y al otro ya estaba arriba, es que los trabajos son así, adictivos 100%, yo todavía no se por qué, no se que tienen que hacen que la gente saque lo mejor de si, de una forma u otra los trabajos hacen que las personas saquen toda la humanidad que tienen dentro.
No quiero sonar ultra extremista pero de verdad los trabajos te cambian la vida y una vez que los viviste ya no hay vuelta atrás.
Después de mucho trabajar, un día nos subimos a un bus camino al Romero y ahí comenzó todo, los buenos y malos ratos, las risas, las heridas en las manos, el frió el sueño, los romances los cahuines, y todo lo que son los trabajos.
Llegamos y de apoco nos fuimos conociendo todos, yo iba de jefa de comunidad, que puedo decir de mi comunidad….. hay!!! La uno Vip, bien desordenados, los más desordenados de todos, pero fue una buenísima comunidad, además que mi jefe, Tomás superó todas mis expectativas, me apoyo 100% y sacamos entre todos la pega adelante.
En el trabajo de comunidad conocimos mucha gente increíble, gente que muchas veces no tienen nada y que lo poco que tienen lo comparten con uno, y que además nos agradecen algo que a nosotros no nos cuesta casi nada. Yo creo que es por esa gente que uno se entrega tanto en trabajos, uno da lo mejor de si por esas personas que no te conocen pero están felices esperándote y te dan un plato de comida o te hacen una once, o te llevan un tesito a mitad de tarde cuando estas trabajando recagado de frió.
Es por esa gente que uno va finalmente a lugares perdidos a hacer cosas que en santiago no haría ni aunque le pagaran.
En fin además de la pega de comunidad teníamos la pega del taller de construcción que fue parar la plaza de juegos, ahí tuve siempre la ayuda de Javier, el capataz, que resulto ser una gran persona y un gran amigo, al igual que la Mily, Tomás, mi querido presi Sebita, las niñas, en fin los trabajos me han regalado grandes amigos, empezando por Raúl.
Además no nos cuesta dar un poco de nuestro tiempo y esfuerzo por personas que no han tenido la misma suerte o las mismas oportunidades que hemos tenido nosotros, y en todo caso la recompensa es muchísimo mayor.
Primero que nada habían pasado un par de años desde mis últimos trabajos voluntarios, yo pensé que no iría más, pero ahí apareció Raúl mi compañero, mi amigo de la vida y me dijo “Andreita se vienen los trabajos de la portales de nuevo”…… la pensé un segundo y al otro ya estaba arriba, es que los trabajos son así, adictivos 100%, yo todavía no se por qué, no se que tienen que hacen que la gente saque lo mejor de si, de una forma u otra los trabajos hacen que las personas saquen toda la humanidad que tienen dentro.
No quiero sonar ultra extremista pero de verdad los trabajos te cambian la vida y una vez que los viviste ya no hay vuelta atrás.
Después de mucho trabajar, un día nos subimos a un bus camino al Romero y ahí comenzó todo, los buenos y malos ratos, las risas, las heridas en las manos, el frió el sueño, los romances los cahuines, y todo lo que son los trabajos.
Llegamos y de apoco nos fuimos conociendo todos, yo iba de jefa de comunidad, que puedo decir de mi comunidad….. hay!!! La uno Vip, bien desordenados, los más desordenados de todos, pero fue una buenísima comunidad, además que mi jefe, Tomás superó todas mis expectativas, me apoyo 100% y sacamos entre todos la pega adelante.
En el trabajo de comunidad conocimos mucha gente increíble, gente que muchas veces no tienen nada y que lo poco que tienen lo comparten con uno, y que además nos agradecen algo que a nosotros no nos cuesta casi nada. Yo creo que es por esa gente que uno se entrega tanto en trabajos, uno da lo mejor de si por esas personas que no te conocen pero están felices esperándote y te dan un plato de comida o te hacen una once, o te llevan un tesito a mitad de tarde cuando estas trabajando recagado de frió.
Es por esa gente que uno va finalmente a lugares perdidos a hacer cosas que en santiago no haría ni aunque le pagaran.
En fin además de la pega de comunidad teníamos la pega del taller de construcción que fue parar la plaza de juegos, ahí tuve siempre la ayuda de Javier, el capataz, que resulto ser una gran persona y un gran amigo, al igual que la Mily, Tomás, mi querido presi Sebita, las niñas, en fin los trabajos me han regalado grandes amigos, empezando por Raúl.
Además no nos cuesta dar un poco de nuestro tiempo y esfuerzo por personas que no han tenido la misma suerte o las mismas oportunidades que hemos tenido nosotros, y en todo caso la recompensa es muchísimo mayor.
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